La relación entre las hierbas y los seres humanos se remonta desde las primeras etapas de la existencia del mismo, primero como alimento y luego como aliadas para la salud.
Los humanos, tenemos una relación mucho mas estrecha con ellas de lo que realmente sabemos, nos han apoyado durante toda nuestra existencia y nosotros a ellas, aunque también hemos sabido destruirlas y destruir su hábitat (y el nuestro).
Los antiguos pueblos, probaron las plantas, aprendieron de los animales, y sobre todo las entendieron. No nos olvidemos, que antiguamente el ser humano vivía en un entorno mucho más natural y salvaje, donde las distracciones no eran tales. Se pasaba mucho tiempo en compañía de las plantas, y la comunicación con ellas era fluída y efectiva. Y no, no era magia! o tal vez si... pero es algo que siempre estuvo ahí y que con las distracciones modernas hemos perdido.
Los antiguos chamanes, sanadoras o simplemente la gente que pasaba tiempo con las plantas, sentían, entendían, esuchaban con el corazón lo que tal o cual hierba les transmitía, sus espíritus, sus campos energéticos se entrelazaban y existía esta conexión, este intercambio de saberes, el por qué, para qué y cómo utilizar una planta. Así se fue probando, observando la medicina de las plantas, hongos, cortezas, raíces, flores, hojas, todo lo que se tenía al alcance para tratar desde migrañas, hasta parásitos.
Así es como, abriendo el corazón, "escuchando" y "observando" con el corazón entendieron estos antiguos el lenguaje de las hierbas. Y así es como todavía hoy podemos hacer uso de esta herramienta que nos pertenece y vive en nosotros, solo hay que despertarla y volver a comunicarnos con el primer "cerebro" del Ser Humano, el corazón y su campo energético, ese nunca miente...
Con amor, Lola.
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